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Hace un tiempo Alicia Bayer de A Magical Childhood escribió un artículo muy acertado formulando la pregunta “¿Qué debe saber un niño de cuatro años?” .
Cuando los niños que vamos conociendo se enteran de que estudiamos en casa suelen abrir bien sus ojos y preguntar “¿ Y qué es lo que saben?”

Normalmente, muchos de ellos, se quedan sorprendidos de que los temas que hemos trabajado son de uno, dos o, incluso, varios cursos por encima del que les correspondería en caso de ir al cole. Sin embargo,  hay otras áreas, como la lectura y la escritura, hacia las que no mostramos tanto interés.






En casa no existen temas para este o aquel curso, ni para mayores o pequeños, nuestra brújula es la motivación… las irrefrenables ganas de saber más y comprender aquello que están viendo con sus ojos, tocando con sus manos, sintiendo con su piel u oliendo. No nos regimos, de momento, por ningún programa. Lo que quiero decir es que aquello que puedan saber no es más sino fruto de lo que creo que tienen todos los niños de forma natural y que no deberíamos frenar o limar, es fruto de una curiosidad imparable, una necesidad de tocar, preguntar, mirar, construir, destruir o desmontar y probar y probar y probar.





Hay una expresión china que mi profesora de chino me repite y que yo repito a los peques “Liàn xí, liàn xí hái yòu liàn xí” ( practicar, practicar y practicar), pero realmente sólo queremos que practiquen en un entorno muy limitado con un tiempo muy limitado y, muchas veces, sus ganas son ilimitadas, o, al menos, a mí a veces me lo parece… posiblemente por la fatiga.

Ni nuestras casas ni los entornos en los que se mueven habitualmente nuestros peques están acondicionados para ellos, hay demasiadas acotaciones!! Es realmente frustrante y aburrido!! Como podrías crear tú si no tienes a penas opciones y te dicen que no hay posibilidad de más?!?!





Con respecto a los cada vez más abundantes niños hiperactivos, creo que simplemente son niños con mucha energía, pero no me atrevería a catalogarla de ser “hiper”, al igual que no se habla de niños “hipo- activos” o de padres “hipo- activos” sino de diferentes tipos de energía. Siempre hago la misma pregunta ¿ A que los fines de semana en el campo, cuando los peques hacen un grupo y se entretienen en inventar sus aventuras y sus cabañas, no hay hiperactivos?, entonces,  a lo mejor, en los otros entornos algo falla.

Otra reflexión que me planteo es ¿ Cómo me sentiría si mis hijos se pasaran todo el día diciéndome “muévete más, juega un poco, siempre estás quieta, mueve tu cuerpo y utiliza tu imaginación”… vaya, lo que pasamos a decirles a los mismos cuando pasan a la adolescencia… si es que no estamos contentos con nada, jeje…

Realmente, lo que quería decir, es que creo que lo que un niño de seis años debe saber además de lo que Alicia Bayer apuntaba para los cuatro años, es que no existen límites   ( excepto los que uno mismo decida) para conocer, investigar e informarse, que puede acceder a las bibliotecas públicas y que, además, en internet puede buscar cualquier tema sobre el que quiera profundizar.

Lo curioso es que cuando estos niños que se sorprenden de que estudiemos en casa conocen cómo aprendemos las cosas y les explicamos cómo hemos trabajado algunos temas, incluso a los que no les gusta el colegio y aseguran que no les gusta estudiar, comienzan a hacerte preguntas sobre temas que les interesan e incluso te invitan a investigar con ellos in situ.





Cuando esto ocurre, y ocurre muchas veces, es realmente emocionante porque siento que se ha quitado un velo, que se ha plantado una semilla, ¿dónde llegará? no lo sé, pero ese momento es grande.






Bajo mi punto de vista, un niño de seis daños debería saber que puede llegar a donde quiera con las herramientas necesarias y el acompañamiento adecuado y que tiene derecho a escuchar esas ganas de saber y de soñar.