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El hecho de ir al colegio está tan grabado en las bases de nuestra cultura actual que ni nos lo planteamos. Es nombrado por todos que los niños necesitan ir al colegio, que se aburren y se ponen insoportables si no lo hacen, que necesitan aprender, estar con otros niños y jugar… Sí, estoy de acuerdo en todo eso, pero también todos conocemos de la existencia del «período de adaptación» y yo te pregunto ¿no crees que cuando te dispones a hacer algo que necesitas, no pasas por un proceso similar sino todo lo contrario? Cuando haces aquello que necesitas no es necesario adaptarte, puesto que lo estabas deseando, la adaptación se da cuando la situación no va del todo contigo…. ¿O me equivoco?…. 

Durante las semanas pasadas, obligados a estar en casa sin asistir a centros, los niños que conozco han mejorado su comportamiento, se han vuelto más tranquilos y colaborativos, han mejorado las relaciones con sus padres y hermanos y han disminuido drásticamente los catarros. Personalmente he preguntado a estos niños qué les parecía la experiencia de estar en casa sin asistir a la escuela o sea, qué les parecía hacer homeschooling. La respuesta de estos niños es que prefieren esta modalidad. La razón es sencilla, prefieren estar en casa porque no tienen que madrugar para salir temprano, cuando aún es de noche o hace frío, pero, sobre  todo, porque, aunque tangan deberes, ¡pueden estar con su familia! 

Esta es la razón más fuerte que me daba mi hijo cuando le desescolarizamos y es la necesidad más nombrada por los niños. 

Conozco familias que asisten a escuelas tradicionales, escuelas privadas, proyectos alternativos o madres de día y sí, es posible que los niños hayan echado de menos a sus amigos y a sus profes o acompañantes, pero exactamente les habría valido verlos en el parque, lo que les faltaba era la relación personal. Curiosamente todos los niños, independientemente del centro al que asistían, se sienten mejor en casa, con sus padres… Y es que el vínculo afectivo es esencial para su desarrollo y su seguridad emocional. Por lo tanto podríamos comenzar nombrando la realidad:

  • Yo necesito que mi hij@ vaya a la escuela porque trabajo durante esas horas y no puedo estar con él/ella.
  • Yo necesito que mi bebé vaya a la guardería porque no puedo sostener emocionalmente estar con él/ella tantas horas.
  • Yo necesito que vaya a la escuela porque me siento insegura por si no aprende lo suficiente.

 

Todas las opciones son válidas y respetables, pero lo que sí invito es a la sinceridad y honestidad. Nuestros hijos han demostrado que ese ritmo y esa rutina anterior les baja las defensas debido al estrés y les separa de sus papis, generando un sentimiento de carencia afectiva que se expresa a través de su comportamiento. Si decidimos hacerlo que sea con conciencia.