google2fe1c6f792688070.html

Solemos celebrar con gran alegría cada paso que nuestros hijos, alumnos o niños de nuestra vida dan para adaptarse al medio, a aquello que les pedimos.  Pero ¿está ese medio adaptado a esos niños? 

A ninguno de nosotros se nos ocurriría sacar a un pez del agua e intentar que se acostumbrara a vivir ahí, ni «educar» a un gato hasta que disfrutara de largos baños, ni a un cactus hasta que creciera en entornos húmedos… Somos conscientes de que esto podría llegar a suceder en un porcentaje muy pequeño, pero que, en la mayoría de los casos fracasaríamos y morirían o se verían muy dañados 

Por otro lado, cuando nos disponemos a cuidar de un ser vivo, ya sea animal o vegetal, solemos informarnos sobre qué es lo que necesita y entonces vemos que, al seguir dichas pautas, su crecimiento se produce satisfactoriamente. 

Teniendo en cuenta esto, ¿Por qué entonces la gran mayoría de los niños se rebelan al tener que adaptarse a un medio determinado y seguimos sin entender que es porque va muy en contra de lo que realmente necesitan?

Habrás observado que cada niño tiene una habilidad especial,  algo que se le da mejor hacer de manera natural. En el momento en que cada uno de esos niños tiene que dejar de hacer eso para atender las necesidades, expectativas, demandas o directrices de los adultos…

está dejando de poner foco en sí mismo para ponerlo afuera

está dejando de escucharse para escuchar a otros

está dedicando su tiempo a aquello que no le importa, que quizás no se le da bien y que no despierta pasión alguna en su interior

está mirando hacia otro lado, olvidando quién es

está dejando de lado su yo, su identidad, sus intereses

está interiorizando que lo suyo no vale, no es importante, no aporta

que lo que vale es lo que otros digan

está cultivando la apatía, el desinterés

Cada vez que un niño  se adapta a aquello que estamos esperando de él, se aleja un poquito más de sí mismo y olvida un poco más aquellos dones que traía para iluminar este mundo con su brillo personal, individual y exclusivo

Cada vez que se adapta un paso más, deja un poquito de sí atrás

 Si queremos un mundo diferente, un mundo que brille, no podemos seguir haciendo las cosas de la misma manera, no podemos seguir recortando, tallando y puliendo el brillo de los tesoros que los niños y las niñas nos traen.