google2fe1c6f792688070.html

Hablar de crianza puede llevarnos a caer en lo ideal, lo utópico y lo general, por ello voy a compartir contigo desde otro punto de vista. Hoy voy a desvelar aquellas que son mis razones, las que he encontrado que podrían ser las de los niños y también me gustaría ofrecer un poquito más de realidad teniendo en cuenta aquellos impedimentos que podemos hallar en el camino y que nos desvíen de ese idílico escenario que habíamos esbozado en nuestra mente. ¿Te apetece?

Como decía, si hablar de crianza en general puede ser controvertido, hacerlo sobre la crianza en libertad puede llegar a provocar un sin fin de reacciones en las personas, independientemente de su edad pero en función de su experiencia de vida, su carácter y expectativas.

Bajo mi punto de vista, no concibo otro estilo de vida y, por lo tanto, de crianza que no sea en libertad. Entendiendo, claro está, que el concepto de libertad puede llegar a variar dependiendo de cada cual y de cada momento vital. Teniendo en cuenta que podemos disfrutar de determinadas libertades, que resulta necesario conocer los límites de las libertades de aquellos que conviven en comunidad o sociedad, entendiéndolo bien como una familia nuclear, una familia extendida, una clase de un colegio, un grupo de amigos o los habitantes de tu propia ciudad. 

Las razones que, como padres, madres, abuelos cuidadores, docentes y adultos acompañantes en general podemos encontrar para optar por una crianza en libertad o, al menos, aquellas Nuestras razones que yo te propongo son:

1♥ Sentirán que son niños libres. Como hemos comentado antes, podremos disfrutar de una mayor o menor libertad en función de muchos factores pero, la sensación de libertad es algo que se graba y permanece en nuestro interior, acompañándonos en la vida. Ahora, más que nunca, es importante que los niños crezcan con esa sensación ya que les aportará muchos beneficios en su salud social, mental y, por lo tanto, física.

2♥ Que pueden elegir. Es probable que podamos ofrecer dos o tres opciones nada más, no siempre es necesario tener muchas porque, además, puede resultarles más difícil elegir pero, al menos, el hecho de que un niño, desde bien pequeñito, pueda escoger qué es lo que quiere supone todo un regalo a largo plazo.

3♥ Que tienen capacidad de decisión. Al igual que la razón anterior, no es necesario abrir un mundo a sus pies, pero el simple hecho de que su inconsciente grabe la sensación de libertad como la libre elección y decisión, les hace realmente libres en esencia.  

4♥ Promoverá la autoescucha. En el momento que ofrecemos la posibilidad de escoger entre dos opciones, el niño ha de decidirse por una. Si está muy acostumbrado a ser dirigido, evaluado o juzgado, buscará la expresión del rostro del adulto que le acompañe para que le indique o le dé su aprobación. Si estamos acostumbrados a ser ese adulto directivo o sentimos que tenemos nuestras expectativas en esa elección, será mejor que giremos la cara o el cuerpo mientras el niño elige para que no pueda encontrar nuestra expresión consciente o inconsciente. Al no poder recurrir al afuera, el niño sentirá la necesidad de escuchar-se y, poco a poco, irá desarrollando un mayor hábito de auto-escucha. 

5♥ Motivará la escucha. Al sentir la auto-escucha, podrá valorarla e integrarla como algo genuino y natural, con lo cual, desarrollará de manera inevitable una mayor capacidad de escucha hacia los demás.

6♥  Fomentará la expresión. En un porcentaje alto los niños crecen según horarios y rutinas marcadas por su exterior, así que no han desarrollado el hábito de crear su día a día ni de expresar aquello que desean hacer. Es algo así como “estoy es lo que hay cada día y punto”. Al poder tomar decisiones y comenzar a entrenar su escucha/ auto-escucha, de manera natural surgirá la expresión de dichas elecciones, de necesidades, miedos o dudas, con lo que se abre también una magnífica oportunidad para explorar la Comunicación no Violenta, la expresión de emociones, sentimientos, sensaciones, deseos,…

7♥ Crecerá como adulto libre. Aquello que aprendemos y grabamos en infancia es aquello que solemos replicar en la edad adulta, así que un niño que conecte con la sensación de libertad, será un adulto que se sienta libre y que cree una realidad libre a su alrededor.

8♥ Podrán elegir disfrutar de un mayor número de experiencias que les aportarán nuevas sensaciones y ayudará a su desarrollo sensorial y sensitivo. La posibilidad de elegir y ampliar el abanico de experiencias nos ofrece nuevas sensaciones que cada cual puede explorar en función de sus posibilidades y que generan nuevas conexiones neuronales en el cerebro en desarrollo del niño. 

9♥ Se sentirán más felices. Sin duda, una persona que se siente libre o que puede tomar decisiones sobre sus pasos, tiene una mayor sensación de felicidad.

10♥ Dispondrán de una mayor disposición para la colaboración. De la misma manera, cuando una persona se siente libre y feliz, sus ganas de colaborar aumentan y la convivencia se vuelve más fácil y armoniosa.

11♥ Potenciará su auto-conocimiento. De manera inevitable, al encontrarse en la necesidad de tomar decisiones y elecciones, si es que así lo eligen, y tras el proceso de escucha que hemos comentado antes, poco a poco el niño va conociendo sus gustos, preferencias, límites,…  

12♥ Fomentará y cuidará de su autoestima. El hecho de que un niño pueda crecer en libertad y disfrutar de todos los beneficios nombrados, le ofrece la posibilidad de sentirse valorado, tenido en cuenta y respetado, con lo que su autoestima se verá intacta.

Si buscamos tener niños obedientes y adaptados, lo conseguiremos, pero es importante ser consciente de que un niño que obedece o bien se revela o bien anula su propia necesidad o preferencia para escuchar la de la persona que le dirige y le observa con expectativa. En el caso de que un niño crezca mirando hacia el exterior y satisfaciendo esa demanda del otro con la finalidad de “hacerlo bien”, “portarse bien”,…  seguirá repitiendo el patrón cuando crezca durante su adolescencia, juventud y edad adulta obedeciendo en ese caso a amistades, parejas y jefes que también pongan sobre ellos sus expectativas.

Todas estas razones serán algo más que eso, se transformarán en pequeñas semillas que les acompañarán en su paso tanto por la adolescencia como por la juventud y a lo largo de su vida adulta

Por otro lado, aquellas que he anotado que bien podrían ser Sus razones y que después curiosamente ellos han confirmado son:

1♥ Es divertido. Al igual que comentábamos antes, un niño que se divierte y crece feliz se convertirá en un adulto feliz. Considero que otorgamos demasiada importancia al hecho de que nuestros hijos adquieran conocimientos y desarrollen habilidades pero infravaloramos el hecho de que sean personas felices.

2♥ Pueden elegir. Cualquier persona se siente más feliz cuando puede elegir ya que el resultado será más satisfactorio.

3♥ Pueden decidir. Poder decidir no es sólo entre dos cosas, también es poder decidir cuándo deseo parar de hacer algo, cuándo deseo rectificar en mis pasos o cuándo me siento lo suficientemente listo o seguro de querer iniciar… 

4♥ Se sienten seguros, cómodos, libres. Cuando uno puede establecer los límites anteriores a través de la auto-escucha, las sensaciones de comodidad y seguridad brotan espontáneamente.

5♥ Pueden cambiar de opinión en función de cada momento. No consiste en que un niño cambie caprichosamente y “a su antojo”, todo sucede siempre por alguna razón y tiene una explicación en caso de que se dé esa situación. Aquí deseo exponer la idea de la capacidad de rectificar, que muchas veces limitamos. Con ello enviamos al niño el mensaje de que rectificar sí es de sabios y no pasa nada por cambiar de rumbo si se han dado cuenta de que desean ir por otro camino o de que las cosas no son como habían pensado en un primer momento.

Puede que, al pensar en llevar a cabo todas estas propuestas con tus niños te resulte una tarea demasiado grande pero, si lo piensas bien… ¿Te gustaría que en la adolescencia tu niños actuasen conforme a lo expuesto o prefieres que sigan siendo obedientes adaptándose a lo que los demás esperan de ellos. 

Si has leído hasta aquí también es probable que hayas estado de acuerdo con todas las razones que he compartido e incluso puede ser que te hayas animado a avanzar y ofrecer una mayor libertad a los niños que te acompañan en el día a día. No quisiera, sin embargo, dejar de compartir desde la conciencia y poner un poco de atención en la realidad. Imagina que, tras leer el texto, has conectado con el mensaje, has ampliado tu conciencia y has decidido que sientes la necesidad de ofrecer más libertad, sin embargo, a diario podemos encontrarnos con situaciones que nos impiden seguir los pasos que nos habíamos marcado. 

Esos impedimentos que yo misma he encontrado se resumen en dos: los límites físicos y los miedos. Es probable que nos encontremos al cargo de muchas tareas (la casa, los niños, el trabajo,…)  y llegue un momento en el que el adulto no puede seguir el ritmo del niño debido al cansancio. Así como también es común que nos encontremos con miedos arrastrados por nuestra experiencia infantil y nuestras propias creencias limitantes o bien porque realmente la situación no nos ofrece total confianza. 

En cualquiera de los casos, es importante el respeto, el respeto a nuestros ritmos y a los suyos, el respeto a nuestras necesidades y a las suyas, el respeto a nuestras emociones y a las suyas y hacernos con herramientas de comunicación que puedan ayudarnos en la expresión de los mismos desde el yo y en la creación de acuerdos  que puedan acercarnos, haciéndonos el camino más agradable y enriquecedor.