google2fe1c6f792688070.html

La crianza en la naturaleza es la vuelta al origen.

Somos seres naturales viviendo en un medio artificial.

La naturaleza nos devuelve a nuestra esencia, nos afecta a nivel físico, mental y emocional.

Un niño no es un mero contenedor de datos, no es un seguidor de órdenes  ni mandatos ni un proyecto de los padres o la sociedad.

Cada ser humano que nace tiene su propio propósito en la vida y, al adaptarse constantemente a aquello que se supone que «tiene que hacer», renuncia cada vez un poquito más a aquello que es en realidad.

La naturaleza nos devuelve a nosotros mismos, nos ofrece el estímulo que cada uno necesita para conectar con algo que despierta una serie de procesos en nuestro interior.

La vida de la naturaleza despierta interés en unos, que continúan con acciones, colaboraciones, búsquedas, resoluciones, preguntas y respuestas.

En otros, despertará reflexiones o creaciones, dependiendo de la energía de cada uno, pero lo cierto es que no nos deja impasibles a ninguno.

He comprobado infinidad de veces cómo un niño que siente malestar, tanto físico como emocional, sale a buscar el contacto con la naturaleza y en pocos minutos se siente bien de nuevo.  

He experimentado cómo un ambiente de rivalidad y hostilidad se transforma en cooperación, colaboración, propuesta de ideas, resolución de conflictos, curiosidad, motivación, empatía y bienestar general al pasar de un espacio cerrado y artificial a un paseo por un entorno natural.

Independientemente de que un niño se vea en la necesidad de adaptarse al medio que le rodea, facilitarle la exposición frecuente a la naturaleza le ayudará a conectar con su verdadero yo, su esencia, a despertar sus pasiones para poder identificarlas siempre, a mantener viva su curiosidad y su actitud positiva ante el aprendizaje, a medir sus propias fuerzas y saber que puede superarse, a conectar con su interior a través de ese exterior que tanto nos facilita, a no olvidarse tanto de quién es mientras crece, a saber que puede volver siempre para re-encontrarse y a muchas otras cosas más.