Nacemos debido al impulso del cuerpo, a la contracción del mismo. Nos deslizamos y desplegamos mientras sentimos el aire y el cambio de temperatura en nuestra piel. A partir de ese momento comienza el despertar de los sentidos.
Durante las primeras etapas de nuestra vida ésta se desarrolla en conexión íntima con lo físico. El cuerpo está totalmente despierto y concentrado en la sensación que cada instante le transmite. Nuestras conexiones neuronales viven su periodo de plena formación y aprendemos a relacionarnos con el mundo, en gran medida, a través del cuerpo, de lo físico. Mediante el oído y la vista recibimos información y estímulos que despiertan nuestra atención y comienza la búsqueda, el reto por identificar o alcanzar para poder explorar más profundamente gracias al gusto y al tacto.
Conquistamos nuestro cuerpo a través del movimiento que además nos permite integrar las emociones y el estado de ánimo.
Poco a poco conocemos el mundo ampliando los límites físicos de nuestro alrededor, pero a través del mismo sistema sensorial. Por ello es tan importante permitirnos permanecer en conexión con nuestro cuerpo en el aquí y el ahora, porque será la manera de enriquecer la experiencia de vida presente y futura, porque estaremos aprovechando toda esa información que la naturaleza a preparado para nosotros diseñanado los sentidos y porque estaremos protegiendo la vida al utilizar dicha información para distinguir si queremos continuar a través de un camino o no.
Durante la infancia una madre puede considerar que el niño no tiene la capacidad de poder elegir si quiere comer más o menos, si quiere llevar una chaqueta o no, si tiene necesidad de calzarse o se siente más cómodo sin zapatos o cuál es la altura a la que se siente confiado de poder escalar. Per este mismo autoconocimiento y autoregulación, será la que aplique y le proteja llegada la adolescencia cuando deba decidir poner límites a una copa, una sustancia, una experiencia o una relación.
En este momento todos deseamos personas empoderadas y en conexión consigo mismos. Sin embargo, si esta ha sido limitada o cortada durante la infancia, requerirá de un trabajo y un tiempo para volver a restaurarla.
Siempre parto de la base de que todos los padres y madres deseamos lo mejor para nuetros hijos. La crianza nos ofrece momento tras momento la oportunidad de seguir aprendiendo para crecer junto a ellos. Si sientes la necesidad de formación o acompañamiento en tus pasos, no dudes en ponerte en contacto conmigo.