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Dicen que el que la persigue, la consigue… Y eso es lo que Ariel y yo llevamos haciendo desde que nos conocimos hace 26 años, perseguir un sueño, un sueño de familia consciente y de ecosostenibilidad. Por ello para nosotros es tan importante compartir que hemos recogido nuestra primera cosecha de aceite de oliva!! 

Llevar a casa una garrafa de aceite es algo común y cotidiano. Lo extraordinario reside en vivir de manera consciente todo el proceso. Ver crecer las flores del olivo, poner atención en si llueve lo suficiente o no, ver los frutos madurar, decidir cuándo es el momento de comenzar a recoger e informarnos de todo al respecto (no olvidemos que no somos profesionales y que cada paso que damos es una oportunidad para seguir aprendiendo). 

Los chicos y yo compramos lonas para el suelo y fuimos buscando la forma de cosechar que más nos conectaba con el proceso y con los árboles. Comenzamos vareando, pero pronto sentimos que nos resultaba demasiado violento, probamos con rastrillos y cepillos, pero terminamos recogiendo las aceitunas con nuestras manos, en forma de caricia, lo cual resultó de lo más relajante para todos.

¡La llegada a la almazara fue toda una experiencia! Entramos ya de noche y nos impactó el ambiente de remolques descargando la aceituna y el ruido de las máquinas. ¡Todo fascinante! 

 

¡¡¡Tras varias semanas de retraso, por fin nos llaman para recoger nuestras garrafas!!!

 

Solemos querer inculcar el trabajo y el esfuerzo en los niños, pero lo hacemos tal y como hemos aprendido, sin un objetivo que realmente les interese alcanzar. Si que al otro lado del esfuerzo encuentren una recompensa que desate el brillo en sus ojos, porque discúlpame, pero una nota de 9 ó 10 no tiene otra recompensa que la mirada de los adultos, pero no es una motivación interna natural del niño, sino que ha sido creada. 

 

Ahora ya están pensando en hacer su propio pan para tomar la tostadita con aceite de su propia cosecha… fruto de su trabajo, compromiso y colaboración con el equipo.

 

Tras cuatro meses de espera paciente, ahora pueden recoger lo que ellos mismos han creado. ¡¡ENAMORADA ESTOY!!

 

Bajo mi punto de vista y mi experiencia, no existe mejor manera de aprender, tanto datos como valores, que la experiencia de la propia vida.

 

Los que me habéis escuchado o leído en otras ocasiones, sabéis que para mí, la base del unschooling es una buena tierra fértil, es decir, rodear a nuestros hij@s de entornos físicos y sociales ricos de los que se puedan nutrir de manera natural y espontánea. Forzar el aprendizaje no sirve, a mi entender, para nada más que para aborrecer la materia y generar rechazo. Y tú, ¿cómo lo ves?