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Hola Septiembre. Acabamos de comenzar el curso escolar y ya lo tenemos casi todo organizado…. Casi todo el año!!! ¿Os habéis parado a pensar en esto????!!! Bueno, creo que sólo esto da para otra conversación… En realidad, a mí me gustaría compartir contigo una reflexión. Además de la gran oferta de actividades extraescolares intelectuales y deportivas que se ofrecen y en las que estamos interesados para dar a nuestros pequeños la mejor oportunidad y opción de vida, tenemos el foco cada vez más puesto en el  «MINDFULNESS» para niños. Necesito decir que el Mindfulness me encanta, me parece una herramienta fantástica y no pretendo cuestionar nada en relación con ella.

Mi intención es que tomemos conciencia de que los niños vienen en modo «MINDFULNESS ON». Creo que no tengo nada que enseñaros sobre los niños y menos sobre los vuestros, creo que solamente ellos nos enseñan cosas, pero sí que creo que tenemos que pararnos a mirarlos, observarlos y escucharlos. Ellos no tienen prisa, no tienen planes, ellos ya viven en el momento presente. Son capaces de detenerse en mitad de la carretera porque han visto una piedrecita que brilla mientras cruzaban o una hilera de hormigas llevando miguitas de pan…. y no se dan cuenta de que un coche puede atropellarles porque están conectados viviendo su momento presente.

Ahora podemos pensar «Pues mi niño de seis años, cuando sale del cole y le esperan los amigos en el parque tiene una prisa……». Sí, claro, en ese momento también está conectado con su necesidad y su momento presente de que tiene muchas ganas de ir a jugar, porque jugar es una necesidad muy fuerte e importante para él.

Para mí, mindfulness no es ir lento, no es no hacer nada, no es estar parado todo el día contemplando…. que también está bien, pero sé que todos tenemos muchas cosas que hacer y unos tiempos y horarios que cumplir. Pero también sé que muchas de esas cosas que tenemos que hacer pueden esperar muchas veces e, incluso, desaparecer… Sé que salimos del trabajo con poco tiempo y energía y tenemos un montón de tareas por realizar pero, por ejemplo (y sin que nadie tenga que seguirlo), hace muchos años que dejé de planchar la ropa y de limpiar cristales y no es que otra persona lo haga por mí, no, simplemente me di cuenta de que era una tarea menos importante para mí que estar sentada compartiendo tiempo y actividad con mi gente…. Yo pensé: «Planchas la ropa y, cuando te sientas queda como si no la hubieras planchado, con arrugas naturales, si la doblar nada más recogerla, queda bastante bien…. y si no, pues tampoco está tan mal… Además, la ropa de los niños la lavamos casi a diario, con el trabajo que da todo el proceso de lava, tender, recoger, planchar, doblar y guardar, le voy a llevar frito luego para que no se manche y encima no le voy a poder dedicar tiempo…» «Si dedico una hora a  limpiar los cristales, luego voy a querer mantenerlos limpios y me voy a poner nerviosa o molesta cada vez que los toquen, o bien, voy a tener que dedicar tiempo de nuevo a repasarlo….» con lo que decidí que estas dos cosas no eran importantes ni necesarias para mí. La ropa y los cristales son cíclicos en nuestras vidas, cada día hay que dedicarles tiempo, tiempo que sentimos tirado a la basura, tiempo en blanco…. Para mí, lo importante es dedicar tiempo a mi gente. Pienso que dentro de algunas décadas no habré llenado mis memorias con tareas infinitas y vacías sino con momentos compartidos y conversaciones o experiencias enriquecedoras.

Observan las piedras y las ponen sobre el zapato de Ariel

Así que lo que realmente os quiero trasmitir es que lo niños no necesitan que les llevemos a clases o talleres de MINDFULNESS, si no que no les demos prisa, que respetemos esos tiempos infinitos e interminables que dedican a ponerse los zapatos, escoger los coches que llevarán al parque o cambiarse de ropa tres veces antes de salir de casa…. Que no encuentro sentido a que pasemos alejados de ellos dos horas más para conseguir el dinero necesario para pagar sus clases de mindfulness y les recojamos con prisa por llegar a casa porque hay que cenar para ir al cole al día siguiente. Lo que pretendo compartir es que llevemos una merienda-cena a la salida del cole y busquemos un lago, río, playa o rincón en la montaña para ir con nuestros pequeños a perdernos, perdernos en el tiempo y a «perder el tiempo» observando juntos todo lo que ese lugar nos quiera regalar, incluso el silencio, incluso el alboroto y entusiasmo de otros amigos que nos acompañen, pero siempre será nuestro ejemplo desde nuestra forma de vida lo que ellos aprendan mejor.

Y, cuando no podamos «perdernos en el tiempo», sí podremos controlar nuestra forma de expresarnos sólo poniendo conciencia en lo que está sucediendo, en su necesidad, en la nuestra y en la externa. Sólo entendiendo lo que sucede, podemos relacionarnos de forma diferente con ello…

Os deseo un fin de semana lleno de momentos vividos!!!