google2fe1c6f792688070.html

Déjame que te cuente una historia de motivación, perseverancia, toma de decisiones y realización de un sueño. Una historia que muchos adultos desearían vivir en su propia piel. Un ejemplo para todos  nosotros que es más sencillo de lo que parece y que podría se más común de lo que es, si pusiéramos atención en ello.

Hace justo un año, pusieron una exposición de marroquinería en la piscina, Marcos había trabajado mucho la goma Eva desde los seis años y me preguntó si él sería capaz de trabajar también el cuero. Le contesté con un «Por supuesto que sí…!! La tía tiene un amigo en Alicante que trabaja el cuero, le preguntaré si puede darte unas clases cuando vayamos en 15 días…» Durante este año, Marcos ha estado aprendiendo y avanzando un poco con el cuero, le hemos comprado algunos materiales, algunas herramientas y ha ido descubriendo nuevas cositas unas veces y ha estado parado durante semanas otras veces, sin prisa, sin presión, según su necesidad de hacer o aprender.

En Semana Santa, comentando con un adulto su nueva afición, éste le hizo un encargo: Restaurar una purera cubana de madera, forrada en piel, con una decoración casi exclusiva de superposiciones de cuero y diseñada por la esposa de un personaje público cubano, una pieza valorada en 6000€!!! ¿Qué seguridad tuvo que ver esta persona en Marcos para confiar en él de esa manera???? ¿Cómo os sentiríais vosotros, si un adulto confiara a ese nivel? Cuando llegó a casa y me lo contó, me llenó de orgullo, pero también sentí miedo por si pudiera ser una responsabilidad demasiado grande para sus espaldas….

Durante estos meses, ha estado conociendo diferentes técnicas y materiales para llevar a cabo el encargo y ha necesitado nuestra ayuda en algún momento. Ha habido semanas que no ha avanzado porque no le apetecía y otras que se ha volcado en ello. Finalmente se puso una fecha tope: el 20 de Julio. Llevaba tiempo con un sueño en la cabeza y quería dejarlo ser…

 

El día 20 de Julio Marcos entregó su encargo y cobró lo acordado. Nos entregó la cantidad y nos pidió comprar un detector de metales por internet. Había estado comparando modelos, precios y opiniones, finalmente se decidió por uno que llegó a casa al día siguiente. Lo montó y salió a probarlo. Compartió su logro con sus hermanos, que se implicaron para conocer minerales, propiedades,… Después de varias pruebas, decidió que no era muy preciso y que lo iba a devolver. Ahora ya está enfocado en otra cosa, buscando, contrastando opiniones, comparando precios, valorando características…

 

Estoy acostumbrada a que esto suceda en casa, pero, la verdad es que sigue siendo un camino que hay que andar con cuidado, pero que llena completamente cuando llegas a una meta. En este camino yo veo:

Interés

Motivación

Sentirse capaz (Autoestima) 

Organización

Realización

Compromiso (con uno mismo, con la tarea, con el otro)

Responsabilidad (6.000€ de otro en las manos de un niño de 11 años durante meses)

Visualización de un sueño con un ciclo alternativo de búsqueda y toma de decisiones

Decidir que eso no es lo que quieres y rectificar

 

A mí me parece que es un proceso precioso, un camino de aprendizaje constante que necesita de un tutor y que es algo que surge desde los primeros momentos de vida, que es inevitable, y que crece, si no lo cortamos.  Un patrón muy positivo que se graba en su cuerpo, en lugar de luchar y trabajar por algo que no te apasiona.

Para encontrar la motivación (que es un tema que preocupa a muchos padres y docentes) no hace falta presionar ni supervisar (ni al niño ni a ninguna persona), para encontrar la motivación tan deseada, es necesario ofrecer, proveer, confiar y acompañar, especialmente en los momentos difíciles (que es cuando más nos suele costar…)

 

¿Tú también lo has vivido? ¿Qué te parece? Me encantaría conocer tu opinión.