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Los niños no necesitan que les hagamos aprender tal y como tenemos entendido, lo aburrido lo olvidan. Los niños necesitan experiencias que les ayuden a crecer desde el interior.

Soy consciente de que el día a día puede llevarnos de la mano de la rutina pero, seamos honestos, todos sabemos que la rutina mata la chispa de la vida. Así que, de la misma manera también soy consciente de que sí es posible incorporar al menos pequeñas píldoras que nos aporten nuevas o enriquecedoras experiencias, vivencias que nos aporten y nos mantengan sintiendo esa llama interior que despierta la vocecilla del “¡Quiero más!” Sé que a veces cuesta, pero también sé que merece la alegría apostar por ello. 

Hace algún tiempo integré en mi vida el concepto de “crecer desde el interior”. Me gusta sentir la sensación de que nutrimos el cuerpo de nuestros hijos para que crezcan, no sólo para calmar su hambre y que medimos su crecimiento no sólo en centímetros sino también en experiencias, en nutrición emocional, en autoconocimiento, en gestión emocional, en pasión por la vida, en avanzar en la senda del desarrollo de su propio ser… En definitiva, me gusta sentir que los días no pasan sin más, que los hemos aprovechado, porque todo ello repercute en su autoestima y serán los cimientos para su vida, para la adolescencia, la juventud y la edad adulta.

¿Lo habías pensado así? 

Siento que ponemos demasiada atención en el mundo exterior de los niños y de las personas en general, que se comporten bien, que tengan buena apariencia y que guarden en su interior los datos que hemos decidido que tienen que conocer a su edad pero, ¿qué hay del interior? ¿cuánta atención ponemos en ello? 

Bajo mi punto de vista, sólo podemos crecer desde el yo, desde el ser esencial, desde dentro hacia afuera, y por ello me enfoco en atender las necesidades individuales, en desarrollar el ser esencial de cada uno y en cuidar la autoestima, para que sobre ello puedan colocar todo el desarrollo físico o mental que sientan necesidad de explorar, porque todo aquello que hagan sin pasión no hace otra cosa que ir en contra de su llama interior y en contra de su autoconcepto.

Cuando un niño tiene claro algo, es imparable, si disfruta de una buena autoestima lo perseguirá hasta que lo consiga porque sabe que lo merece y, aunque a veces puede ser agotador, es una cualidad que no deseo arrancar de la personalidad de mis hijos, sino que espero que les acompañe toda su vida para que les ayude a conseguir sus sueños.

A mí me encanta hablar con mis hijos sobre sus sueños en la vida e ir creando el camino para alcanzarlos. Y a ti, ¿te gusta también?