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Parece que hoy todo está ahí fuera, la sociedad entera mira afuera, a la economía, a la salud, a otras sociedades,… y siento que estamos olvidándonos de mirar adentro, mirar en nuestro interior, el de nuestro ser y el de nuestras casas. Ciertamente no hay que olvidar lo que sucede fuera, pero no es necesario abandonar nuestro hogar, el que habitamos, nuestro ser, para atender otros. Cada experiencia en la vida dejará una huella en nosotros dependiendo del lugar en que nos pilló cuando comenzó y de la postura con que la transitemos. Esos posibles puntos de vista  provocarán que dos personas transiten un mismo proceso de maneras muy diferentes, la elección está en cada una de nosotras.

Durante estas últimas semanas hemos sido testigo de una gran cantidad de cambios sociales, estos cambios los han vivido también nuestras generaciones más jóvenes, y lo habrán vivido desde la mirada de sus padres. Si los adultos de su vida han estado preocupados, angustiados, estresados o asustados, estas serán también las percepciones que los peques habrán sacado de esta experiencia. Aunque también pueden haber disfrutado de unos padres disponibles y presentes en casa, involucrados con su bienestar, físico y emocional. 

Sean cuales sean las emociones que hemos estado experimentando, son válidas, no son ni malas ni buenas, simplemente son. Lo que sí me parece importante es ponerles conciencia y darles un lugar. ¿Habías pensado en ello? Sea como sea el proceso que transitemos, genera unas emociones en nosotros que necesitan ser liberadas, nuestros peques están viviendo también esas emociones junto a nosotros ¿Habéis hablado con ellos sobre ello? 

Los niños y las niñas son expertos en emociones, ellos no viven la vida desde la mente, pero necesitan nuestra ayuda para poner nombre a aquello que sienten y darle una vía de escape. Cada experiencia que viven dejará una huella en su vida y, dependiendo de cómo aprovechemos esa experiencia, la huella será positiva o negativa, o favorable o desfavorable. 

En estos momentos nuestros niños necesitan más que nunca nuestra presencia, nuestra ayuda, nuestros abrazos, nuestra complicidad, para poder ofrecerles la seguridad que necesitan, que se ha roto, y ordenar todo esto que están viviendo.

Son los que más energía tienen y los que menos han podido salir a la calle.

Son los que más necesitan hablar, correr y tocar y, sin embargo, los que menos lo han podido desplegar

Son los que peor reputación tienen en cuanto a respetar normas y los que más las han aceptado.

Lo que viven hoy deja huellas para el mañana… olvidemos por un rato los deberes, las rutinas, las duchas…. y demos prioridad a las personas, a sus emociones, porque las emociones que no se atienden no desaparecen, sino que nos acompañan el resto de la vida guardaditas hasta que decidamos darles permiso para salir…

Por favor, no dejes de preguntar a tu hijo qué necesita en estos momentos, qué siente, cómo puedes ayudar a que su vida hoy sea mejor….