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. Al final, podemos recordar que la culpa aparece cuando hemos roto nuestro código de normas. Ya sea en nuestro interior o en el exterior. Aparece un desequilibrio entre las necesidades de dos pares. El conflicto puede generarse dentro de una misma persona, que se sentiría culpable o entre dos personas, cuando alguien pasa a culpar al otro.

Sigue tratándose de una alarma que nos avisa de que algo no marcha bien, de que es necesario el acercamiento entre dichas partes.

Contextualizar y flexibilizar las normas será una necesidad si deseamos disolver el desacuerdo y que desaparezca la emoción.

Parece casi normal que sintamos culpa en nuestra crianza, pero no debería ser así. En ocasiones, nuestras circunstancias nos llevan a actuar de manera diferente a la que elegiríamos desde el corazón. A veces tenemos que elegir una opción entre las disponibles, pero ninguna se acerca lo suficiente a nuestro ideal. La sociedad que nos rodea es aquella en la que hemos crecido, la que hemos interriorizado  y normalizado pero, con nuestra maternidad, muchas veces nos llega la conexión con otra realidad,el ver, sentir y percibir todo de un modo diferente y nuestra experiencia queda distanciada del afuera. Esa separación entre lo que nos dicta nuestra mente ( nuestro pasado, lo aprendido, lo integrado, la niña obediente) y lo que nos grita nuestro interior (nuestro corazón, nuestro sentir, nuestra conexión con lo sutil) es lo que genera la culpa, una parte culpa a la otra, le recrimina, le reprocha y le castiga. 

 

Además, como este es el patrón aprendido, lo usaremos también cuando esa diferencia se genere entre nuestros hijos y nosotras, con lo cual, la cadena de culpa continuará. ¿Sabes quién niño pensará que es tal y como le traten sus padre y su madre? Sí acostumbramos a culpable, lo aceptará y se autoculpará.

 

¿Por qué actuamos de esta manera si nos hace daño? Porque es el patrón aprendido, son las herramientas que conocemos de siempre, las que hemos visto a nuestro alrededor, por lo tanto, aquellas con las que contamos. No podemos inventarnos otras nuevas, pero lo que sí podemos hacer en primer lugar es abrir nuestra mente y aceptar que puede haber otras formas, que siempre hay una manera diferente de hacer las cosas y desde ahí podemos buscar caminos alternativos para generar el cambio.

 

Sin duda, el primer paso es tomar conciencia de nuestros hábitos y de que otras maneras son posibles. El camino será ir teniendo un diálogo amable y respetuoso entre las partes hasta poder alcanzar el equilibrio.

A veces necesitamos ayuda para recorrer ese camino y otras lo vamos construyendo lentamente paso a paso a lo largo de la vida. Lo bello es no dejar de avanzar.