google2fe1c6f792688070.html

La maternidad es un camino de transformación física y emocional y, bajo mi punto de vista, implica el respeto a los ritmos propios de cada caminante. Durante muchos años, diversas personas se preocupaban por mí por el hecho de estar entregando cada una de las horas de mis días a mi familia, pero mi forma de verlo y, por lo tanto, de sentirlo es que mi familia es parte de mí, yo soy parte de ella, por lo tanto, mi familia soy yo, así que si dedico tiempo a mi familia me dedico tiempo a mí.

 

Por supuesto, cada etapa requiere de algo diferente y con los años eso ha ido cambiando, pero si pretendemos llevar a cabo una crianza respetuosa e inculcar el respeto a los ritmos de nuestros hijos, hemos de cumplir con el ejemplo y respetar los ritmos y las fases también de los padres y madres que están en el proceso. Yo he pasado por diferentes momentos y, para poder saltar a la siguiente fase, he necesitado rellenar la anterior y sentirme plena para soltar y avanzar. Cierto es que la crianza requiere de mucha energía de todas las formas posibles que haya y que es necesario que nosotras nos encontremos bien física y emocionalmente para poder cumplir con nuestro propósito. Esa línea que separa el autocuidado de la entrega es una línea delgada que cada uno de nosotras hemos de situar en cada momento de nuestra vida. Una vez más abogo por la comunicación más que por los límites rígidos. Si nosotras comunicamos nuestra necesidad de descanso, silencio, de leer 15 min a solas… puedo asegurar que los niños empatizan, lo entienden y son capaces de respetarnos ese breve espacio para recolocarnos. También así ellos van adquiriendo herramientas para comunicar y respetar sus necesidades.

 

Por ello, según mi opinión, el autocuidado consiste más en una mentalidad, en una actitud, que en una acción u opción. A veces retirarme unos pocos minutos para relajarme, recolocarme y estar a solas conmigo misma son suficientes, estar en contacto con la naturaleza, sentir el sol en mi piel, escuchar a los pájaros, tomarme una infusión, hacer unos estiramientos mientras los peques juegan en el parque, cuidar mi alimentación, hacer unas respiraciones en cualquier momento del día, en cualquier lugar mientras hago cualquier cosa, repetir una frase, un mantra…. es más un espacio de conexión conmigo misma, en el que no influye el tiempo ni el lugar. Puede ser algo gratis, no tiene porqué tener un lugar, pero lo que sí necesita es tener conciencia.